Miércoles – Cuentos para soñar, reír, imaginar o dejarse llevar esta Semana Santa

Enviado por administrador on Mié, 01/04/2015 - 10:00

Descripción

¡¡Hoy miércoles terminamos con nuestro primer capítulo de los cuentos del Dr. Pantufla!! El personaje ha sido creado por María José Floriano, una periodista amante de las historias y los cuentos y autora del blog Tirando del Rizo

I. El Caramelo de Violetas. Parte 3.
 
Y así fue como el muchacho poco a poco empezó a encontrarse mejor. Primero le salió algo parecido a una palabra, que le costó pronunciar después de tanto tiempo, luego pudo dar un paso y después sintió hambre, e inmediatamente sintió ganas de ir a ver a sus amigos que le esperaban ansiosos a la puerta de la granja. De pronto le inundó una gran alegría, su familia estaba allí, daba igual que fueran un conejo y un caracol o una gallina y un pájaro o un ratón y un avestruz. Le querían y siempre habían estado a su lado, y se sintió feliz de tenerlos cerca. Abrazó al conejo y a la vaca, abrazó a la oveja y besó a los pájaros y también besó a los caracoles y les dio las gracias a todos y nunca, nunca más volvió a perder la fe.
 
Ernesto, que seguía escuchando la historia que el Dr. Pantufla le contaba con mucha atención, tenía los ojos muy abiertos, como platos. Ahora tú también tienes que creer en mí aunque no sepamos porqué ¿de acuerdo? Sólo tienes que sentirlo aquí, y el Doctor Pantufla se puso la mano en el corazón.
 
Cierra los ojos y pide lo que más deseas con mucha fuerza.
 
-¿Sabes lo que te quiero decir verdad?
 
-Creo que sí, dijo Ernesto ¿Cómo cuando pido un camión a los Reyes Magos por navidad?
 
-¡Eso es chico!, veo que lo has entendido. Ahora haz lo que te digo y pide un deseo, y lo más importante, recuerda que tienes que creértelo porque si no es imposible que se cumpla. Por último, dijo el Doctor Pantufla, tienes que tomarte esta medicina. Y le dejó en la cama el gran caramelo de violetas. – Está hecho de muchas cosas, pero sobre todo tiene mucha ilusión, una trocito de diversión, una pizca del calor del sol y un terrón de imaginación.
 
Cuando Ernesto abrió los ojos, el Doctor Pantufla ya no estaba, pero se sentía mucho mejor y comenzó a chupar el gran caramelo de violetas.
 
La Señora Rosita no podía creérselo. Su pequeño ya no tenía fiebre, quería comer, había salido de la cama y sobre todo hablaba y hablaba y jugaba y jugaba y reía y reía… ¡Se había recuperado en un santiamén! Y la mamá de Ernesto salió corriendo a la puerta de casa y comenzó a dar gritos a todas sus amigas y vecinas, <Veis, veis el Doctor Pantufla es milagroso, milagroso, no hay nadie como él, ya os lo decía yo>…blablablablablabla…
 
Y el boca a boca se corría más allá del pueblo, y del otro pueblo y del pueblo de más allá, y el Doctor Pantufla cada vez estaba más atareado y más redondeado y más contento de poder ayudar a todos los niños del mundo.
 
¿QUÉ PASARÁ EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO?

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